Cuántas veces has escuchado a un anciano decir: "sentí que se me aflojaron las piernas",  "de pronto me ví en el suelo" o "sentí que me empujaron". Éstas y otras muchas frases escuchamos a nuestros ancianos decir después de una caída y este hecho tan frecuente en esta población a menudo pasa inadvertida a los profesionales de la salud o los familiares no le brindan la verdadera importancia que conlleva el hecho. Las razones por las que con frecuencia se estudian son: el paciente no suele mencionar que se ha caído, no se pregunta acerca de caídas en la entrevista médica, no se producen lesiones directas tras la caída y por qué se atribuye la caída al proceso normal de envejecimiento.

Existen muchos mitos referentes a las caídas:  las caídas repetidas son normales en personas mayores, no se pueden evitar, tras una caída la persona mayor debe ser protegida para evitarlas, la persona mayor que se cae no precisa atención médica, la influencia del medio en las caídas es limitada. La realidad es otra muy diferente: las caídas no son normales en el anciano, es posible prevenirlas a través de acciones que hablaremos más adelante, no es favorable la sobreprotección después de que se produzca este hecho ya que llevaría a la inmovilidad con todas sus consecuencias y sí es necesaria la valoración médica porque podría ser el reflejo de un mal mayor.


La Organización Mundial de la Salud (OMS) define caída como la consecuencia de cualquier acontecimiento que precipita al paciente al suelo, contra su voluntad, suele ser repentina, insospechada y puede ser confirmada o no por el paciente o un testigo.

Síndrome geriátrico de caídas: presencia de dos o más caídas durante un año.

Caídas recurrentes cuando éstas se presentan en un número de tres o más episodios durante un mes.

Según la  Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año se producen 37,3 millones de caídas, de ellas 646 000 caídas mortales, constituyen la segunda causa mundial de muerte por lesiones no intencionales. Las caídas afectan hasta el 32 % de los adultos mayores de 65 a 74 años y el 51 % de los adultos mayores con edad superior de 85 años. Es más frecuente en mujeres pero los hombres tienen mayor probabilidad de sufrir caídas mortales. En adultos mayores de 65 años, representa el 71.3% de la fractura de cadera. El 80% de las caídas se producen en el hogar y traen como consecuencia aumento de las hospitalizaciones, incapacidades totales, permanentes y discapacidades temporales en el AM, mortalidad. En Estados Unidos se gastan 120 600 millones de dólares por atención sanitaria.

Existen diversos cambios relacionados con el envejecimiento que predisponen a las caídas en el adulto mayor:

  1. Cambios en la marcha.
  2.  Aumento de la inestabilidad y balanceo al andar.
  3. Alteración de los reflejos posturales (laberínticos, tónicos del cuello, visuales).
  4. Reducción en el control muscular y aparición de rigidez músculo-esquelética.
  5. Alteraciones visuales con disminución de la agudeza visual, sobre todo nocturna.
  6. Alteraciones de la agudeza auditiva, para captar sonidos de advertencia.

 La edad también tiene sus efectos en la marcha:

  1. Disminución de la velocidad.
  2. Disminución de la longitud de la zancada y aumento de su anchura.
  3. Disminución de la longitud del paso.
  4. Disminución de la cadencia.
  5. Disminución del ángulo del pie con el suelo.
  6. Prolongación de la fase bipodal.
  7. Reducción de tiempo de balanceo/tiempo de apoyo.
  8. Aumento de la anchura del paso y disminución de la altura.
  9. Pérdida del balanceo de los brazos.
  10. Reducción de las rotaciones pélvicas.
  11. Menor rotación de cadera y rodilla.

 Existen diversos factores que predisponen a las caídas en los adultos mayores

 1.  Factores intrínsecos: desacondicionamiento físico: osteoartrosis, osteomalacia, enfermedades que alteren la marcha (Parkinson, enfermedad cerebrovascular), hipotensión postural, posible enfermedad aguda (infecciones), déficit visual o auditivo, etc.

2. Factores ambientales: suelos resbaladizos, camas altas, escalones inadecuados, escaleras muy empinadas, objetos en piso donde tropiezan (alfombras, cables), pobre iluminación, calzados inadecuados,  ascensores rápidos, medios de transportes inseguros, etc.

3. Factores extrínsecos relacionados con instituciones: admisión reciente, demencia, desconocimiento del lugar, sedación por medicamentos, etc.

4. Factores iatrogénicos: uso de hipnóticos, hipotensores, diuréticos, tranquilizantes, hipoglucemiantes, alcohol, antidepresivos, beta-bloqueantes, neurolépticos.

5.   Factores circunstanciales: según la actividad que se esté realizando (subir escaleras, ir al baño).


 ¿Cuáles son los predictores de caídas?

Diversos factores predicen la aparición de una caída y la interacción entre ellos genera un círculo vicioso que potencia los factores de riesgo. El principal predictor es la caída previa, por lo que muchas veces llegamos tarde al problema. Tener en cuenta que los mayores de 75 años, con trastornos de la marcha o cuya marcha es lenta, con polifarmacia y trastornos inespecíficos de la estabilidad y del equilibrio son pacientes de alto riesgo para presentar futuras caídas. La comorbilidad, en especial la depresión y el deterioro cognitivo desde sus primeros estadios, también son considerados factores de riesgo fundamental, porque afecta al equilibrio y disminuye las respuestas adaptativas y los reflejos de defensa.

 ¿Cuáles son las consecuencias de las caídas?

Muchas son las consecuencias relacionadas con las caídas entre ellas tenemos:

Físicas: contusiones, heridas, desgarros, fracturas, traumatismos craneoencefálicos, torácicos y abdominales. Tener en cuenta las consecuencias de la estancia prolongada en el suelo tras una caída: hipotermia, deshidratación, rabdomiólisis, úlceras por presión, trombosis venosa profunda, infecciones, etc.

Psicológicas: la más importante es el síndrome postcaída, que se caracteriza por miedo a volver a caer. Esto representa una serie de cambios de comportamiento que se traducen en una disminución de las actividades físicas habituales y sociales, en estos casos la familia puede ejercer un papel de sobreprotección negativa, favoreciendo la inmovilidad y pérdida de autonomía.

Socioeconómicas: Las caídas generan aumento de los costes sanitarios por mayor porcentaje de consultas, visita a urgencias, hospitalización sobre todo en servicios de traumatología (50% de los ingresos) e institucionalización. Existe también un aumento de la mortalidad.


 ¿Qué actitud debemos tomar ante un paciente que se cae?

Las caídas pueden ser la primera manifestación de una enfermedad aguda en el anciano. y debemos:

  1. Valorar de forma global al anciano: buscar déficits auditivos o visuales, examen cardiovascular, neurológico, locomotor, escala de Tinetti, timed up and go, pruebas complementarias, etc.
  2. Identificar los factores de riesgo intrínsecos, extrínsecos y circunstancias de la caída.
  3. Estimar precozmente las consecuencias a corto y largo plazo.
  4. Prevenir nuevas caídas.

Importante investigar las circunstancias en que ocurrió la caída y si está relacionada por ejemplo con nueva medicación o cambios en la dosis, si ha ocurrido antes, la existencia de pérdida de conciencia, palpitaciones, si ocurrió después de comer, etc. Tras la caída es importante la movilización y rehabilitación precoz.

 ¿Es posible prevenir las caídas?

Sí, corrigiendo los factores predisponentes que favorecen su aparición.

Para corregir los factores relacionados con el envejecimiento: realizar ejercicios regularmente, dieta adecuada, uso correcto de medicamentos, realizar exámenes de visión con regularidad. La intervención de un fisioterapeuta para ayudar a corregir los trastornos de la marcha y el equilibrio. Actuar sobre los factores de riesgo extrínsecos mencionados anteriormente. La utilización de ayudas técnicas es otro de los elementos para la prevención.


¿Cómo enseñar al anciano a levantarse tras una caída?

  • Girar el cuerpo hasta alcanzar la posición de decúbito prono (boca abajo).
  • Apoyar luego las rodillas hasta colocarse en posición de gateo.
  • Apoyarse en algún mueble cercano de ser posible.
  • Ponerse de pie.

Conclusión:

Las caídas constituyen uno de los grandes síndromes geriátricos y este gigante es posible prevenirlo siempre que lo tengamos en cuenta a la hora de valorar un paciente anciano en consulta y es necesario registrarlo en la historia clínica, así como, tomar las medidas necesarias para prevenir nuevas caídas y la fractura de cadera que es una de las consecuencias más temidas de este síndrome.

Enlaces de interés:

Caídas.

Caídas en las personas mayores.

Tratado para residentes de geriatría.

Tratado de medicina geriátrica Abizanda.